Mi río de la infancia estaba sin encauzar. En verano tenía playitas de arena y se cruzaba de un pueblo a otro. En invierno se desbordaba y se comía los plantíos. Un pantano metió en cintura su cauce. Las aguas varían poco a lo largo del año, aunque el Esla, siempre bravo, Astura, se sigue desbordando en los inviernos lluviosos. Es un río prodigioso, largo y de aguas abundantes.
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