domingo, 18 de septiembre de 2016

Dicen que mi hermana murió dos veces

El 16 de septiembre mi hermana María de los Ángeles cumplió 53 años. Durante muchos años pensamos que había muerto en la maternidad de León, como les dijeron a mi madre, primero, y a mi padre, cuando llegó a recoger a esposa e hija. Un día mi madre se hizo la gran pregunta tras ver los casos de bebés robados: ¿Qué pasó con aquella niña mía?
Entonces me puse a buscar y en el Archivo Histórico Provincial de León encontraron el legajo de su fallecimiento, según el cual mi hermana murió dos veces: el 17 de septiembre, es decir, al día siguiente de nacer y el 21 de septiembre. La primera es imposible a no ser que mi madre estuviera amamantando durante cinco días a una niña que no era su hija. Y la segunda fecha es la que encierra el misterio de lo ocurrido. ¿Murió o la robaron? Pensamos, intuimos que fue una desaparición forzosa. Hemos conseguido contactar con una mujer nacida días después en un clínica de León que está segura de que su madre no era su madre y su padre no era su padre. El parecido físico, los antecedentes de enfermedades... Nos han dado la esperanza de haberla encontrado
Falta la prueba del ADN y que nos decidamos a dar el paso de que cotejen su perfil y el de mi madre. Es difícil , la vida nos lleva y la desconfianza sobre los laboratorios nos ha paralizado. Siento la necesidad de cerrar esta historia. Pero no sé si es posible.
Dicen que mi hermana murió dos veces.

viernes, 16 de septiembre de 2016

Pan negro, tierra dorada

Pan negro
De la tierra dorada
Sudor sobre rocío
Calor sobre la tierra
Amor
Oigo el canto del manal
Brazo con brazo
Pulso con pulso
En la era
Y el peso inexorable de dos miradas que se cruzan
Con sus destellos de deseo carnal.
En mitad del verano
La vida brama
Se aposenta sobre el vientre
Una vez más y otra... Y otra más
Y gira la rueda del carro chillón
El tiempo que separa el grano de la paja
La ternura de la pasión pasada
Envuelta en un fino paño de lino
Y sonrosada
Brota la leche de sus pezones
Y vuelve a amar

domingo, 4 de septiembre de 2016

Último domingo de agosto

Busqué a mi madre al atardecer del último domingo de agosto
Por un sendero seco
Donde ya no estaban los árboles frutales
Ni el abuelo gritando a los chiquillos
Donde sólo queda un hilo de agua en el reguero
Y la memoria de los muertos se mezcla con ese soniquete
Los ecos de las voces femeninas
Lavando sus delicadas prendas y tendiéndolas, blancas, sobre la hierba.
Donde los juncos esperan la llegada de un día de viento
Para bailar y besarse
Como una pareja recién casada
Allí donde el tiempo deshace los adobes para devolver su polvo a la tierra
Y deshacer el ciclo
Donde la frontera entre la vida y la muerte no es una invención absurda
Como todas las demás fronteras