jueves, 19 de septiembre de 2013

A dos agujas, a dos aguas

Mediodía del martes. Día de tertulia en las ondas de Radio León. Camino por la ciudad. En La Inmaculada vi a una mujer sentada en una sillita, tricotando a dos agujas. A su derecha, en el suelo, dos patucos azules muestran sus habilidades. Un platito con unas monedas me indica que vende su mercancía y/o la estampa de su trabajo. Me sobrecogió. Pocas calles abajo, en pleno Ordoño II, un chico joven con un cartel en el suelo: TENGO HAMBRE. Si no hubiera sido por el brillo del piercing no habría visto su rostro, ni apreciado su juventud. Estaba medio escondido entre el papel doblado a dos aguas. No sé si sentí.

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