martes, 1 de octubre de 2013

Dieciséis años puestos

Llovía. Caminábamos, tu brazo en mi espalda y el mío en la tuya. El agua resbalaba por nuestras caras. Nos hacía cosquillas. Y reíamos. Brillaban las baldosas de la plaza Mayor. Nos refugiamos en un bar. El Quijote. Entre las ropas mojadas y el humo, desde la tele, en blanco y negro, se abrió camino la voz de un hombre. I'm your man. Y unos coros femeninos. Potentes voces. Cálidas. Rubias. El café quemaba. Pudo ser otra. "If you want a partner. Take my hand". La canción. No sé si era esa u otra.Ahora no estoy segura. Pero era él. Leonard Cohen. Seguro. Su voz me cautivó. Mientras uno cantaba en la tele, el chico que hacía la mili en León me tomó con sus manos por la cintura y alzó mi cuerpo por encima de las tablas negras del suelo. Volé. 360º. Un giro redondo. Increíble. Una y otra vez. Take this waltz. Nos dejamos llevar por la música. Dance me to the end of love. Se secaron mis prendas y las tuyas. Te fuiste un día que no recuerdo. Pero la voz ronca y profunda de Cohen me caló hasta los huesos del alma. Y ahí sigue. Pegada a mí. Salvador era de Loja. Vivía en Hospitalet. Oh, I want you, I want you, I want you... 16 años puestos. ¿Qué falta nos hacía la ropa?

1 comentario:

  1. Ay, la adolescencia...cómo se viven las cosas a esa edad.

    Con 16 años hice un viaje de ida y vuelta en tren en el mismo día (con su noche) a San Sebastián para escuchar en directo a Leonard Cohen, quien tampoco, hasta el día de hoy, me ha abandonado.

    Un beso

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