lunes, 22 de julio de 2013

Panzaburra

Canto Rodado

Por Ana Gaitero


El cielo se puso panzaburra y cayeron cuatro gotas. Lágrimas de calor petrificadas en la atmósfera. A través de un cristal vi un rayo rasgar el cielo, como el gemido silente de la gente con dolor que tiene que esperar a que pase el verano porque el Hospital de León ha cambiado su agenda de prioridades. Como si el dolor esperara.
El Sacyl da vacaciones a los enfermos y luego los acusa de ir a hacer turismo a los servicios de urgencia. Nada menos que seis de cada diez pacientes tan sólo son impacientes hipocondríacos que acuden a urgencias sin motivo y sin papeles. La gente tiene demasiado tiempo y con las cifras de paro, pues cada vez más. Las peores son las personas de 65 años y más con su manía de presentarse en el hospital por cualquier cosa. Y encima se ponen de acuerdo para ir a la misma hora y hacer tapón en el Triage. A estresar al personal sanitario.
Señores y señoras del Sacyl hay pacientes que se equivocan y van a urgencias cuando no deben, pero ustedes también se equivocan. Y a veces con despotismo. Eso sí que es grave.
Opio para el pueblo
No hay anestesia para el dolor. Pero hay opio de sobra para atontar al personal con estadísticas tramposas o discursos victimistas y maniqueos como el del señor González Pons que dice que «el PP no es Bárcenas, sino Miguel Ángel Blanco». ¡Qué poco respeto a los muertos! Y a los vivos.
La panzaburra cubre este país. No cae agua. Nos tiran cagarrutas y encima no son de oveja, con lo cual no valen ni para abonar el huerto. Y por cierto, Bárcenas trabajó para el PP y a las órdenes de Mariano Rajoy, está en la cárcel y se le ha descubierto una fortuna en paraísos fiscales. Son los hechos. Que el PP sigue negando y el presidente del Gobierno ignorando con su pertinaz silencio.
Testosterona
Todo es normal. No hace tanto tiempo era aceptado (y aún lo es según qué cerebros y territorios) que los maridos pegaran lo normal. Ahora aceptamos que el Gobierno mienta lo normal. Que los políticos se corrompan lo normal. Que los servicios públicos se degraden lo normal. Y las chicas que van a los sanfermines o Sant Joan en Menorca sean sobadas y agredidas lo normal por una marabunta de chicos que beben lo normal.
Es hora de que empiece a ser normal que las mujeres alcen su voz contra la borrachera de testosterona que nos invade lo normal.
El silencio es cómplice. Lo es frente a la violencia machista y frente al discurso anestésico que normaliza la corrupción y el escándalo. El enriquecimiento ilícito e inmoral a través de comisiones que se roban de fondos públicos. Incluso de los Fondos Miner que no han servido para crear empleo alternativo en las cuencas mineras, pero que tan bien vinieron a algunos para llenar sus bolsas de billetes.
Soledad y silencio
P anzaburra está el país. Gris y encapotado. Apenas caen unas gotas aquí y allá. Ayer fueron las mujeres del carbón, apoyadas por el Madrid obrero e irredento, por la plataforma de Stop Desahucios y gente anónima. Desde Vallecas a Sol. Por caminos ocultos, eso sí. Como el día que desviaron a la III Marcha Negra por una senda de tierra y piedras. El grito de los mineros rasgó el cielo. Volvieron a la carretera.
Panzaburra está la provincia. Truenan las voces salvadoras de pueblos y el pedrisco rebota sobre nuestras cabezas. Nos atonta un poco más. Lo normal. Y un silencio doloroso nos deja en soledad. Como la muerte anunciada de La Crónica de León. Unas voces menos a callar.

Canto Rodado. Diario de León. 14/07/2013

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